La arquitectura bioclimática consiste en el diseño de un edificio optimizando las condiciones del entorno: radiación solar, sombras, lluvias, vientos, vegetación…) para priorizar las soluciones pasivas de confort energético sobre cualquier otro sistema activo. El primer paso a la hora de elaborar un estudio de sostenibilidad energética pasa por dicha optimización de los sistemas pasivos. En segundo lugar, por la valoración de las energías renovables y por último la consideración de la eficiencia energética de las no renovables.
En cada edificio concreto, atendiendo a su clima, orientación y características constructivas y de uso, se determinarán las actuaciones más adecuadas, entendiendo siempre la globalidad del edificio. La solución energética óptima es la que unifica orientación, inercia térmica, aislamiento, y el ahorro de recursos energéticos (electricidad, agua, fósiles) . Por eso en nuestros proyectos hemos usado muchos tipos de energías activas: solar térmica, solar fotovoltaica, aerotermia, biomasa…
La arquitectura tradicional siempre ha usado los recursos materiales que tenía a su alcance para formalizar espacios útiles a cada función. La arquitectura mediterránea se ha servido de múltiples técnicas de la construcción en tierra para levantar muros, y de la madera para techarlos. En latitudes con piedra, más madera u otros materiales se han desarrollado otras técnicas. La bioconstrucción no pretende volver al pasado, pero sí recuperar la sabiduría y sencillez de la tradición.
En Arquitectura Sana consideramos el uso de materiales locales con su técnica constructiva asociada, pudiendo trabajar con madera, paja, tierra… sin invalidar la cerámica, el hormigón o el acero.
Sostenibilidad ecológica, económica y social
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